Las elecciones municipales realizadas el pasado 1 de junio en Durango y Veracruz son una clara muestra de que el partido Morena no es invencible. La narrativa oficial ha intentado crear la percepción de que el partido gobernante es prácticamente el ganador de cualquier elección, bajo el supuesto de que el triunfo de las pasadas elecciones presidenciales así lo dejó demostrado. Nada más alejado de la realidad política y social de nuestro país, que como ha ocurrido a lo largo de los últimos 30 años, la población sale a votar por quien quiere, no por quien le dicen que va a ganar.

Las cifras hablan por sí solas. En Veracruz, uno de los Estados más importantes del país electoralmente hablando, con un padrón de cinco millones 982 mil 208 personas, se reconfiguró el mapa electoral de la entidad: Movimiento Ciudadano ganó 41 municipios, el PAN en 34, el Partido del Trabajo en 28, el PRI en 23, el PVEM en 13, Morena en 11 municipios, todos triunfos de partidos en solitario, mientras que la coalición PVEM-Morena obtuvo 60 alcaldías y se registró el triunfo de una candidatura independiente en 1 municipio. Por lo que la oposición con los triunfos del PAN, el PRI y MC gobernará en 98 municipios, frente a los 84 municipios que encabezará Morena con el PVEM, mientras que el Partido del Trabajo gobernará en 28 municipios.

Por su parte, en Durango, donde la dirigencia nacional de Morena se volcó a “operar”, convocando a diputados federales y senadores que estuvieron activamente apoyando a sus candidatos, los resultados para el partido guinda en una entidad gobernada por la oposición fueron literalmente dramáticos.

Las y los candidatos de la coalición PAN-PRI ganaron en 15 municipios, la coalición Morena PVEM PT obtuvo el triunfo en 14 municipios, el PRI en 5, Morena en 2 y Movimiento Ciudadano en 3. En la capital del estado, el PAN y el PRI ganaron, mientras que Movimiento Ciudadano tuvo un crecimiento electoral importante colocándose en segundo lugar y Morena quedó en un lejano tercer lugar.

Ambos resultados envían un poderoso mensaje, que los partidos de oposición debemos leer con responsabilidad y sin triunfalismos, porque el desgaste natural de Morena como gobierno se comienza a reflejar en elecciones. Pero sobre todo, que no se puede hablar de triunfos contundentes y absolutos en ningún estado por más que exista una fuerte presencia de figuras políticas del gobierno.

Las y los mexicanos conformamos una sociedad en movimiento, informada y participativa. Recordemos que los municipios son el gobierno más cercano a la población, por eso es doblemente importante que en elecciones municipales Morena sea desplazada de muchas ciudades donde había ganado, pero sobre todo que ya consideraban de su propiedad.

Las y los mexicanos están demostrando nuevamente que conocen la situación del país y que saben utilizar el poder de su voto en las urnas. Pero lo más importante, la narrativa que se ha querido crear de que “no hay oposición” comienza a desvanecerse en la realidad, porque los resultados de las elecciones municipales en Durango y Veracruz dicen otra cosa: Sí hay oposición. Pero sobre todo lo más relevante: Morena no es invencible.

Senador de la República y Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PAN

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