Amenazas constantes de Donald Trump, cobro de aranceles, resurgimiento del gusano barrenador, deportaciones de migrantes mexicanos, asesinatos a diario de alcaldes, lluvias torrenciales, cumbres del G-7, son tantos los temas que se agolpan en la agenda nacional, que es necesario hacer un alto para hacer un justo reconocimiento a las mujeres y hombres que en silencio nos están dando Patria, y que, desinteresadamente, están colaborando para construir el segundo piso de la Cuarta Transformación.
Este Arlequín pide un aplauso de pie para la presidenta del Instituto Nacional Electoral, Guadalupe Taddei, quien, con recursos muy limitados, sacó adelante la compleja e histórica elección de los nuevos miembros del Poder Judicial. Lupita (este Arlequín le llama así a doña Guadalupe, porque al igual que Andy, alias Andrés Manuel López Beltrán, son personajes adorables) no es la única, pero si la heroína más importante en el capítulo estelar que este mes vivió la democracia mexicana: la elección del Poder Judicial.
Elección histórica, que algunos conservadores equivocados, consideran el mayor, más burdo y más grosero fraude electoral de la historia, pero que en realidad se trató de un ejercicio de democracia asistida.Los apátridas conservadores señalan que nunca en la historia se había visto que días antes se entregara a los ciudadanos, por parte de los operadores electorales de Morena, acordeones con los nombres de los candidatos por los que debían votar. Aseguran, estos enemigos del cambio, que esta práctica no es aceptable en una democracia.Y sí, podrá ser una democracia de acordeón, pero un acordeón patriótico en el que se sugirió votar por aquellos ministros, magistrados y jueces, que tengan claro cuál es el rumbo del país, por aquellos que estén conscientes de que es necesario dar continuidad a la transformación y no por fifís y conservadores.
Como la propia presidenta Claudia Sheinbaum lo dijo, y lo dijo bien: “el pueblo los eligió”. Y eso es lo verdaderamente importante, fue el pueblo, con ayuda, con acordeón, o haiga sido como haiga sido, pero fue el pueblo quien decidió quiénes serán sus jueces y sus juezas. Y, si no hubiese sido por Lupita Taddei y otro grupo de cinco valientes consejeros electorales, México no habría dado el paso a la modernidad y consolidado un verdadero gobierno del pueblo. Como fieras, Taddei y este grupo de consejeros defendieron los resultados del proceso electoral y borraron la absurda idea de que el que se hayan distribuido acordeones indicando a los ciudadanos por quién votar es una práctica ilegal que merecía que el INE declarara no valida la elección.“Por supuesto que podemos llevar nuestras propias notas.

No permitamos que nadie nos diga por quién votar, eso no lo podemos permitir, pero tampoco nos tratemos como gente que, porque recibe una boleta, un acordeón, ciegamente obedecerá lo que diga ese acordeón”, afirmó Lupita Taddei.Y en efecto, no obedecieron ciegamente, pero las coincidencias existen. Según los datos del INE todos los candidatos y candidatas ganadoras en órganos nacionales, la Suprema Corte, el Tribunal de Disciplina, la Sala Superior y cuatro de las cinco salas regionales del Tribunal Electoral mágicamente coinciden con las candidaturas promovidas en los acordeones.
Entre 80 y 85 por ciento de quienes será los nuevos jueces de México son personas cuyos nombres estaban en los acordeones que se repartieron por todo el país, eso no se llama fraude, se llama suerte. Y así, confiando en las decisiones del pueblo, y con la convicción de que las coincidencias existen, la consejera presidenta del INE, Lupita Taddei y las consejeras y consejeros Norma de la Cruz, Carla Humphrey, Rita Bell López, Jorge Montaño y Uuc-kib Espadas, declararon la validez de la elección. Grabe en su mente estos nombres, pues la historia los recordará siempre como las mujeres y hombres, que nos dieron un Poder Judicial electo por el pueblo y que validaron la práctica electoral del uso del acordeón como una aportación de la Cuarta Transformación para el mundo.

Si no hubiese sido por estas mujeres y hombres, guardianes celosos de la democracia, qué esperanzas de que un indígena lograra ganar la elección, y que, con una abrumadora mayoría de votos, se convertirá no solo en ministro, sino en presidente de la Suprema Corte de Justicia (que no estaría mal que cambiara su nombre a Suprema Corte del Pueblo). Ya teníamos a la ministra del pueblo, y ahora tendremos al ministro del pueblo, del pueblo de Tlaxiaco, Oaxaca, a mucha honra. Y si, fueron pocos, solo 1 de cada 10 mexicanos considerados en el padrón los que votaron, pero esto no se trataba de cantidad, sino de calidad. Fue el pueblo quien eligió, si usted quiere, un pueblito, pero no olvide que, grande o chiquito, el pueblo es el pueblo.

Y el pueblo sabe ser agradecido, por lo que este Arlequín propone inmortalizar la hazaña que este puñado de mexicanas y mexicanos lograron, llevar al mármol esta gesta y recodar el 15 de junio de cada año, como el día en el que Guadalupe Taddei, Norma de la Cruz, Carla Humphrey, Rita Bell López, Jorge Montaño y Uuc-kib Espadas, declararon válida la elección del Poder Judicial.Este pasaje estelar de la historia podría quedar plasmado en un Hemiciclo al Acordeón, en el que, al centro estuviera esculpida la figura de Guadalupe Taddei, sentada y con unos laureles de oro en las sienes, flanqueada por las consejeras y consejeros, quienes en una mano podrían llevar la Ley Electoral, y en otra un acordeón.Y al pie de estos héroes de mármol, una placa de bronce que dijera en latín: In accordione confidimus (En el acordeón confiamos).
DESCANSO GANSO. - Este Arlequín tomará unos días de descanso, que, de ninguna manera, dedicará al ocio. Aprovechará este asueto para ubicar el lugar más adecuando en el país para que sea erigido el Hemiciclo al Acordeón. Nos vemos aquí el viernes 4 de julio.